Cudillero, una ciudad de postal multicolor. Asturias con niños.

Cudillero ha sido uno de esos destinos al que he querido ir miles de veces pero que por una cosa u otra no había llegado nunca el momento, hasta que hace unos días mientras estábamos visitando la preciosa Tazones en Asturias, decidimos en aquel mismo momento, que ya no se nos volvía escapar la oportunidad.

Cudillero es conocido y exhibido en montones de imágenes, gracias a su llamado “anfiteatro” formado por un montón de amontonadas casitas de colores que cuelgan sobre la ladera de la montaña. El espectáculo según llegas y lo ves a lo lejos, no deja indiferente a nadie, pero te voy a contar un secreto.

Es cierto que la postal que se descubre ante nosotros con la llegada a Cudillero, impresiona y bastante, pero si algo me ha gustado sobre todas las cosas de esta pequeña villa marinera, es perderme y pasear entre sus estrechas callejuelas y rodearme de los colores de sus amontonadas casitas. Al igual que me sucedió con Tazones, puede que haya sido lo que más me ha gustado de este lugar.

Sin olvidar que estamos en Asturias y que sentarse un par de horas para dedicarlas a comer, y rico, es una obligación, de esas, que te empujan a tener desde que empiezas hasta que terminas, una sonrisa de oreja a oreja.

Unas alubias con almejas, un cachopo de merluza o dorada a la plancha y un postre de la tierruca, fue uno de nuestros manjares de aquel día, el otro, fue sentarme a disfrutar de un rico café en una de sus numerosas cafeterías a pie de puerto.

No se que tienen estos pueblos de casitas de colores, no se si es por la luz del rojo combinado con el azul, el verde, y el amarillo, todos ellos producen una “melange” que te deja casi hipnotizada.

Los pueblitos con casitas de colores, me encantan, me llaman muchísimo la atención, me relajan. ¿Será por lo diferentes que son estas casas de las que tenemos en las grandes ciudades?, ¿será por la tranquilidad que se respira entre sábana y vestido colgados al sol?, ¿será por su historia o su larga tradición?.

Y esa fue mi sensación, pero ya sabes, si quieres descubrir cual puede ser la tuya, apúntate en el calendario una próxima visita a “Cudillero”, una ciudad de postal multicolor.