Río de Janeiro, ¡cómo describirlo!; caipirinha, batida de coco, picanha, samba, capoeira, sol, playa, alegría; otra forma de vivir, otra forma de sentir la vida, de disfrutarla, de exprimirla, ¡una maravilla!.
Poder viajar hasta Brasil concretamente a Río de Janeiro por motivos de trabajo fue una verdadera suerte. De “esas” que no se olvidan. De allí me traje experiencias únicas como vivir los Carnavales de Río en pleno sambódromo, bañarme en aguas de Copacabana, visitar las escuelas de samba, “alucinar” con las favelas o descubrir entre otras muchas cosas, de donde viene la canción de la chica de Ipanema.
A la pregunta de si viajaría con mi hija a Río de Janeiro, pues claro, sin dudarlo un segundo. Me encantaría poder viajar a cualquier lugar de Brasil con mi familia, y volver a experimentar todas esas sensaciones que solo destinos como estos, consiguen despertar.
Copacabana, Ipanema, Leblón
La llevaría a la playa de Copacabana, Ipanema o Leblón, disfrutaríamos del clima tropical y moveríamos el esqueleto al ritmo de la samba, nos daríamos unos buenos chapuzones y nos refrescaríamos tomando unas sabrosas batidas de coco en Lagoa de Freitas, pero sobre todo, disfrutaríamos de un desfile muy peculiar. Ver lo que sucede por estas playas es todo un espectáculo.
Cristo Redentor
La llevaría, al mirador más famoso de la ciudad. Para ello, cogeríamos un pequeño tren-funicular y unas escaleras mecánicas que nos acercarían directamente hasta el famosísimo y gigantesco Cristo Redentor (forma parte de las siete maravillas del mundo). Allí observaríamos una increíble, maravillosa y alucinante panorámica de Río de Janeiro. Una de las panorámicas más bonitas que he visto en toda mi vida.
En lo alto del Corcovado hay varias cafeterías, así que aprovecharíamos para tomarnos unas refrescantes frutas y compartiríamos estas increíbles vistas con su gran sabor.
Maracaná
Si fuera forofa del fútbol, cogeríamos el autobús e iríamos a visitar el Maracaná (campo de futbol) y también el Maracancinho (donde juegan los mas jóvenes). Quizás, podríamos jugar un rato y disfrutar mientras vemos a los niños como lo pasan de fábula practicando su deporte nacional.
Escuela de Samba
A mi pequeña le encanta la música y bailar, así que sin dudarlo, nos acercaríamos a conocer la famosa escuela de Samba, la Rocinha. Descubrir como preparan las carrozas para los carnavales es todo un lujo, pero ver cómo ensayan los bailes y las canciones para el día más importante del año, eso si que es todo un espectáculo.
Carnaval
Vivir los carnavales de Río de Janeiro son, como describirlo “otro mundo” algo que siempre recordarás, te aseguro que una experiencia así, no la olvidarás nunca.
Lagoa de Freitas
Pasearíamos por la Laguna Rodrigo de Freitas, donde además de comer o cenar en uno de sus muchos restaurantes, se puede disfrutar de un magnífico paseo hasta la playa de Ipanema. También, se pueden realizar múltiples actividades acuáticas en la laguna, pero sobre todo, podríamos hacer un alto en el camino, sentarnos, y observar otro de los iconos mas importantes de la ciudad, el “Pan de Azucar”.
Mercado de Kikarnes
Nos acercaríamos hasta uno de sus mercadillos, para comprarnos por ejemplo las famosas Havaianas. Nunca he visto tanta variedad. Uno de los mercados más famosos y al que hay que ir un domingo por la mañana, es el de Kikarnes (en el barrio de Ipanema). También puedes ir al centro de la ciudad más concretamente al barrio de Saara, donde además de encontrar las famosas “chanclas”, tendrás oportunidad de encontrar muchísimas otras cosas y a precios muy económicos.
Parte histórica
Podríamos pasear también por la zona más antigua de la ciudad, una ciudad con mucha historia, donde vamos a encontrar “cosas” muy curiosas y diferentes a las que no estamos acostumbrados. Y como no, me acercaría a una de las cafeterías mas famosas de la ciudad “Confeitaría Colombo”, a degustar una riquísima caipirinha o un delicioso cafezinho, y para mi niña un riquísimo zumo de frutas tropicales.
La Picanha y Feijoada
Y si de repente nos entrara hambre, podríamos picar unas sabrosísimas mazorcas de maíz (milho) en algún puesto de la calle, o ir a comer a alguna de sus muchas churrasquerías donde hacen la carne mas sabrosa que he probado nunca, la Picanha, la sirven en unos pinchos con trozos de enormes y diferentes tipos de carnes y está riquísima. Pero si prefieres todavía un plato mucho más tradicional, no te pierdas la feijoada, te aseguro que no te vas a quedar con hambre.
Pan de Azucar
Otra actividad imprescindible, es coger el teleférico para subir al “Pan de Azúcar” y así conseguir otra espectacular vista de la ciudad.
Barrio Santa Teresa
Buscaría la dirección de los famosos y pintorescos escalones del barrio Santa Teresa
Son tantas y tantas cosas las que se pueden hacer en Río de Janeiro que no se si te quedaría mucho tiempo para descansar, de momento aquí, harás un poco de ejercicio subiendo todas las escaleras.
Las Favelas
Anque parezca mentira, las favelas se han convertido en un imprescindible para todos los turistas que visitan Río de Janeiro, incluso existen agencias especializadas con guías para poder conocerlas sin ningún tipo de peligro. En esta ocasión si que os aconsejo hacer esta excursión con un equipo especializado en ello, ya que no es precisamente, una de las zonas mas seguras de la ciudad. Si lo que quieres es “realidad” en estado puro, no puedes perdértelo.
¿Porqué no realizar con mi hija esta excursión? de vez en cuando es muy necesario sacar a nuestros hijos de “sus burbujas” y enseñarles la verdad del mundo respecto a muchas cosas ¿no opinas igual?
Parque Nacional de Tijuca
Río de Janeiro cuenta con un increíble entorno y disfrutar de todo lo que ofrece su naturaleza es una gozada. Podríamos conocer la parte mas salvaje y natural de la ciudad haciendo un turismo mas ecológico en el “Parque Nacional de Tijuca” o “Jardín Botánico” , serían los lugares perfectos para familiarizar a mi hija con la fauna y la flora de la selva húmeda tropical. Seguro que nos topamos con un tucán.
Río tenho Saudades de ti
Pero sobre todo disfrutaría observando a los cariocas, sus curiosidades, su manera de sentir la música, de vivir sin tanto estrés, a su ritmo, e intentaría saborear cada segundo multiplicado por tres, si lograra algún día compartirlo con mi pequeña.
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